"Ponerse a la altura" del usuario sin dejar de "estar a la altura" de las circunstancias


Después de este tiempecillo de descanso que me he tomado con la publicación de entradas del blog (con la locura de la tesina llegué a escribir hasta tres a la semana y envejecí considerablemente), vuelvo hoy con energías renovadas para hablar por aquí de otro aspecto importante de este “mundo”: el nivel cultural de los usuarios que solicitan servicios de traducción o interpretación en organismos públicos

Lo primero que quiero decir a este respecto es que hay que tener en cuenta que la mayoría de estos usuarios son inmigrantes aunque en alguna ocasión también puedan necesitar a un traductor/intérprete ciudadanos extranjeros que estén de vacaciones, de paso o incluso haciendo negocios aquí.  Esta variedad de perfiles determina igualmente el nivel cultural  de las personas para las que hay que trabajar. De esta forma, aunque no hay que generalizar, sí que en esta especialidad de la TeI es más frecuente asistir lingüísticamente a usuarios que, principalmente por sus circunstancias sociales, tienen un nivel cultural reducido.

Desde mi punto de vista, considerar este dato a la hora de realizar el trabajo de traducción o interpretación que nos hayan encomendado es vital para la transmisión de su mensaje y, por tanto, para que nuestra labor tenga algún sentido. Ahora bien, ¿de qué forma se debe considerar dicho dato sin extralimitarnos en nuestras funciones?

Esta pregunta con sus sucesivas respuestas podría, sin duda, generar un gran debate y no solo dentro del propio colectivo de traductores/intérpretes, sino también dentro del de mediadores interculturales/interlingüísticos… Para que entendáis mejor a lo que me refiero y no penséis que estoy divagando yo sola, quiero contaros un par de experiencias que tuve concretamente como intérprete referidas a esta cuestión:

- Por un lado, tuve que tratar un día con una usuaria muy mayor que a duras penas hablaba el francés (su lengua materna) y el español (aunque llevaba más de 10 años en España). Le estaba dando una información muy importante sobre su enfermedad y ella me pedía que se lo repitiera en español una y otra vez para poder contárselo a su compañera de piso (española). Yo me di cuenta de que sería incapaz de memorizarlo y ella empezó a ponerse nerviosa al darse cuenta también. Entonces, intervine. Cogí un papel y escribí esos datos tan vitales en español y cogí otro para escribírselos en francés. Ella intentó leerlos pero no sabía hacerlo así que le dije que le diera el papel que estaba en español a la compañera y ella lo entendería sin problema. El médico me dijo que había tenido una buena y yo me quedé pensando en ello (como veis, aún sigo haciéndolo). Con el tiempo he llegado a la conclusión de que son las propias circunstancias las que indican la manera de actuar. Yo me enfrenté a una complicada y no vi otra forma mejor de hacer llegar un mensaje de ese tipo cuya receptora también y parte implicada (su conocimiento al respecto ayudaría a que la usuaria siguiera al tratamiento correctamente) era también la compañera de piso aunque no estuviera allí.

- Por otro lado, tuve que explicar otro día a dos usuarias africanas algunas pruebas médicas. Un enfermero era el que se encargaba de darles esa información. Ellas no tenían ningún conocimiento al respecto, de hecho, apenas me comprendían cuando me mantenía fiel a la terminología que utilizaba dicho emisor aunque yo estaba familiarizada con ella y en un principio, la vi tan básico que no pensé que ellas tuvieran problemas para comprenderla. Sin embargo, no entendían nada, empezaron a interrumpirme para preguntarse entre ellas y yo vi que tenía que intervenir de alguna forma. Así pues, realicé una interpretación explicativa de todo aquello que se escapaba de sus manos sin dejar de ser fiel, por supuesto, al mensaje original. Le comenté al enfermero antes de nada lo que pasaba para que no me viera hablar “más de la cuenta” sin saber por qué y estuvo totalmente de acuerdo, de hecho, él mismo aprendió también ese día que no hay que dar nada por sabido

Probablemente vosotros tendréis vuestra opinión sobre esto que yo hice y quizá hubierais hecho otra cosa ya que cada uno tiene distintas maneras de pensar y de actuar. No obstante, estas son situaciones que nos hacen reflexionar a todos y acercarnos un poco más a la realidad de la TISP. Por todo ello, después de la cantidad de palabras que he escrito hoy, no quiero decir que haya que intervenir siempre sin valorar por qué hay que hacerlo antes. Sin embargo, sí que quiero que comprendáis que en alguna ocasión es esencial “ponerse a la altura” del usuario para realizar un trabajo competente aunque nunca hay que olvidar “estar a la altura” de las circunstancias. Y ahora, os dejo pensar en el tema ;)

1 comentarios:

 
Carmen Cedillo Corrochano © 2012 | Designed by Rumah Dijual