El estrés: ¿tan malo como lo pintamos?

No hay ser humano en el mundo que no se haya quejado de lo estresado que está en algún momento de su vida (sobre todo si es traductor/intérprete y le han solicitado un encargo imposible que aceptó en un estado de ebriedad mental pasajero al que maldecirá incesantemente). El estrés nos acecha a diario y, sin embargo, apenas sabemos nada sobre esa sensación que tanto criticamos cuando se nos manifiesta. Si solo somos capaces de ver el estrés como algo negativo es porque no tenemos idea de gestionarlo (correctamente). Esta tensión que queremos hacer desaparecer siempre que emerge tiene también efectos positivos en nosotros, algo que es importante conocer para sacarle el máximo partido a las situaciones de angustia más extremas que atravesemos.

Son muchos los estudios que han demostrado que si los seres humanos careciéramos de estrés, no podríamos sobrevivir durante mucho tiempo. Esta afirmación tan rotunda asusta, ¿verdad? Sobre todo cuando vivimos empeñados en eliminar el estrés de nuestras vidas sea como sea (tilas, yoga, psicoterapia, valerianas en grandes cantidades, etc.). Por tanto, lo ideal es simplemente aprender a vivir con él (y a sobrevivir a él), gestionándolo adecuadamente.

Si nos ponemos a pensar en ello, cuando el estrés nos invade parece que tenemos una energía brutal que a menudo utilizamos de forma incorrecta para irritarnos al máximo, llorar a pleno pulmón y repetirnos que no podremos conseguir resolver nunca esa situación que nos ha llevado a estar así (lo que nos hace seguir llorando a pleno pulmón). No pensamos con claridad y nos bloqueamos. Sin embargo, documentación científica al respecto ha probado que si logramos transformar esa energía negativa en positiva y sentimos cierta motivación para enfrentarnos al desafío estresante planteado, aumentan nuestras posibilidades para solucionar el problema incluso en la mitad de tiempo y ¡haciendo otra serie de cosas a la vez! Este estrés positivo se llama eustrés (es el que todos queremos pedirnos para Reyes), una combinación de  adrenalina, noradrenalina, dopamina y serotonina. El eustrés nos va a ayudar a superar los obstáculos con mayor facilidad ya que agudiza nuestro intelecto y pone en marcha en nosotros emociones como la ilusión, la confianza, el aguante y la serenidad.

No obstante, el eustrés no puede durar eternamente (muy a nuestro pesar) y tras noventa minutos “activado” se convierte en distrés, el cual produce sensación de agotamiento, falta de concentración y acaba con las hormonas antes citadas para dar paso al cortisol (es lo que conocemos coloquialmente como “bajona”, vaya).

Curiosamente, investigaciones recientes han afirmado que el eustrés y el distrés son necesarios en su correcta combinación (no podemos vivir solo del eustrés por mucho que queramos). El problema está, como ya anunciamos al principio, en que nuestro estrés sea siempre negativo… Ahí falla entonces algo.

Relacionando este tema con la Traducción e Interpretación y, concretamente, con la TISP hay que poner de manifiesto (aún más) la enorme importancia que tiene que los traductores/intérpretes tomen en consideración el poder del estrés. Estos profesionales que desarrollan su labor en los Servicios Públicos han de hacer frente al contacto directo con los usuarios que requieren sus servicios o a situaciones que tienen un mensaje de gran impacto emocional, por lo que hay miles de factores estresantes que entran en juego.

Es cierto que hay muchísimos trabajos de investigación que versan sobre el estrés y sus repercusiones en el traductor/intérprete (en los Servicios Públicos o no) pero gran parte de ellos lo hace desde el enfoque de la necesidad de erradicarlo y yo, personalmente, creo que no es el más adecuado. En mi opinión, todos ellos deberían hacer mayor hincapié en la afirmación de que no podemos vivir sin estrés ya que esto nos haría ver a nuestro enemigo de otra forma totalmente distinta, asumiendo que no tiene sentido combatirlo pero sí lo tiene aliarnos con él en la batalla.

Si después de leer esta entrada os decidís a estrechar lazos con vuestro estrés… ¡Suerte!

1 comentarios:

  1. Ay!!! Carmen he aprobado el examen de Cambridge encima con notaza;) Muy de acuerdo con el post, por fortuna nunca sufrí el stress laboral:) pero alguna que otra vez no puedo evitar que se apoderen de mí pensamientos negativos. Muy guay tu blog.

    Saludos
    jdediego

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Carmen Cedillo Corrochano © 2012 | Designed by Rumah Dijual